El sermón de las bienaventuranzas en tiempos de pandemia
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El Papa Francisco nos ha regalado una Exhortación Apostólica sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
En el Bautismo recibimos la vida de la gracia que significa la amistad íntima y vital con Cristo, esa vida está llamada a desarrollarse y llegar a su plenitud es la santidad. Preguntémonos ¿qué significa ser cristiano hoy? ¿ser cristiano es importante en tiempos de pandemia?.
“La respuesta es sencilla –dice el Papa- es necesario hacer lo que dice Jesús en el sermón de la bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a trasparentar en lo cotidiano” (Gaudete et exultate 63). Dejemos que las Bienaventuranzas transparenten en nuestras vidas la vida de Jesús.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos
Las cosas materiales tienen como destino ser correctamente distribuidas entre todos. ¿Cómo usamos los bienes materiales en este tiempo de pandemia? ¿Somos conscientes de que no somos dueños, sino administradores de los bienes que Dios ha destinado para todos?
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados
Hay que pedir a Dios la gracia de conmovernos frente al dolor ajeno. Ofrezcamos consuelo a las personas que lloran por sus familiares y amigos enfermos o que han muerto a causa de la pandemia.
Bienaventurados los mansos porque heredarán la tierra
En este tiempo, las personas mansas, es decir dóciles, no violentas y dispuestas a ser instrumentos de reconciliación, serán un elemento clave e indispensable para edificar la paz amenazada por la violencia intrafamiliar y generalizada.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados
Se trata de un gran deseo de equidad, verdad y justicia que haga frente al mal que hace sufrir a muchas personas. En estos tiempos Dios escucha el grito de opresión de sus hijos, los que siempre sufren la injusticia y el abuso de los demás y quiere, a través de la justicia de cada uno, ofrecer la paz para todos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos encontrarán misericordia
Todos somos deudores ante Dios, pues no hemos sido buenos hijos, también somos deudores con los demás, porque no siempre nos hemos portado de la mejor manera, y, con todo, hemos experimentado el perdón, el amor que nos tienen Dios y los demás. En estos tiempos de pandemia seamos misericordiosos como el Padre ha sido misericordioso con nosotros.
Bienaventurados los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios
La limpieza de corazón significa llevar una vida honesta consigo mismo, con los demás y con Dios. El limpio de corazón tendrá luz para discernir la verdad de la mentira, la bondad de la maldad y podrá dirigir sus pasos por senderos correctos. En estos tiempos de pandemia se necesitan personas que sepan discernir la voluntad de Dios en medio de la confusión.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios
La paz que da Jesús no es como la del mundo, no es simple tranquilidad o ausencia de guerra, la paz es un don de Dios que trae una vida conducida bajo la verdad y la justicia. Los que trabajan por la paz son llamados hijos de Dios porque actúan como el Padre.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los cielos
El camino muchas veces es adverso para quien quiere vivir con fidelidad los compromisos con Dios y con los demás, pues los criterios del mundo son diversos a los del evangelio. En estos tiempos de pandemia hace falta que cada cristiano viva sus deberes de estado con los valores del evangelio, éste será el mejor aporte que pueda brindar a la sociedad, aunque esto le ocasione persecución.
Las bienaventuranzas son un camino que conduce, de una vida según este mundo a una vida guiada según Dios. Quien las vive transparentará la presencia de Cristo en estos tiempos de pandemia.
Autor : Mons. Carlos Enrique Samanieg, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.
Fuente : http://es.catholic.net/