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Avanza causa de beatificación de sacerdote mártir que murió con una sonrisa

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La causa de beatificación del sacerdote jesuita y periodista checo Adolf Kajpr ha dado un importante paso al concluir la fase diocesana.

 

El P. Kajpr fue apresado en varios campos de concentración tras publicar diversas revistas donde criticaba a los nazis. Una edición de 1939 los irritó de modo especial al tener una portada donde se veía a Cristo venciendo a la muerte, que era representada con símbolos del nazismo.

 

En 1950, cinco años después de ser liberado del campo de concentración de Dachau, el sacerdote fue arrestado por las autoridades comunistas en Praga y sentenciado a 12 años en campos de trabajo forzoso por escribir artículos “sediciosos”.

 

La fase diocesana de su causa de beatificación concluyó el 4 de enero. El Cardenal Dominik Duka, Arzobispo de Praga, presidió ese día una Misa en la que destacó que “Adolf Kajpr sabía lo que significaba decir la verdad”.

 

Según informa la provincia jesuita checa, el vicepostulador de la causa, Vojtech Novotny, indicó que el expediente enviado al Vaticano incluye documentación que probaría que el P. Kajpr murió mártir.

 

Novotny recordó algunas palabras del sacerdote: “Que todos sepan cuán intoxicantemente hermoso es esforzarse en el servicio de Cristo, pasar tiempo en él naturalmente y con una sonrisa, literalmente como una vela sobre el altar”.

 

El vicepostulador también se refirió a la importancia que le daba el sacerdote a la publicación de periódicos para poder llegar a la gente de modo que se conozca el “inalterable mensaje de Cristo”.

 

Adolf Kajpr nació en 1902 en el actual territorio de la República Checa. Sus padres murieron en el lapso de un año, dejándolo huérfano con solo 4 años. Una tía los crió a él y a sus hermanos, también en la fe católica.

 

Debido a la pobreza de la familia se vio obligado a dejar la escuela y trabajó como aprendiz de zapatero cuando era adolescente. Luego de completar dos años de servicio en el ejército de la entonces Checoslovaquia ingresó a una escuela secundaria en Praga, que era administrada por los jesuitas.

 

Entró al noviciado jesuita en 1928 y fue ordenado sacerdote en 1935. Sirvió en la iglesia San Ignacio en Praga y enseñó filosofía en la escuela diocesana de teología.

 

Entre 1937 y 1941 fue editor de cuatro revistas. Sus publicaciones pronto atrajeron la atención de la Gestapo que en varias ocasiones lo reprendió por sus artículos, hasta que fue arrestado en 1941.

 

El P. Kajpr estuvo en varios campos de concentración como Terezín, Mauthausen y Dachau, donde estuvo hasta 1945.

 

Según indica Radio Prague International, fue condecorado por el presidente Edvard Benes y durante varios años fue una figura importante en la sociedad checoslovaca.

 

En Praga retomó la docencia y las publicaciones. Ahora criticaba el marxismo ateo y por eso las autoridades comunistas lo arrestaron en 1950 y lo condenaron a 12 años en campos de trabajo forzoso o gulags, que en la práctica eran cárceles.

 

Según el vicepostulador, quienes compartieron tiempo con él en esta etapa afirman que el sacerdote ejercía su ministerio en secreto y enseñaba filosofía y literatura.

 

El P. Kajpr murió en el hospital del campo de Leopoldov el 17 de septiembre de 1959, luego de sufrir dos paros cardiacos. Un testigo dijo que cuando murió, el sacerdote se estaba riendo por una broma.

 

Radio Prague International cita al jesuita e historiador, Miroslav Herold, quien comenta que “inmediatamente tras su muerte, la gente a su alrededor estaba convencida de que Kajpr había sido un mártir del régimen. Un mártir que había fallecido por sus convicciones”.

 

La fase diocesana del proceso de beatificación comenzó en septiembre de 2019 luego que el Cardenal Duka obtuvo el consentimiento del obispo de la diócesis donde el P. Kajpr murió en Eslovaquia.

 

El vicepostulador dijo que “los nazis y los comunistas trataron de eliminarlo por medio de la prisión, donde murió como resultado de esta tortura. Su debilitado corazón no pudo más cuando en medio de la persecución se rió alegremente”.

 

“Es un mártir que murió riendo”, concluyó.

 

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA 

 

Fuente : www.aciprensa.com

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