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Sáb, Abr
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Perdonó, abrazó y contuvo las lágrimas del hombre que mató a su madre

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Como ya había ocurrido en esos mismos tribunales algunos meses atrás una conmovedora escena de perdón emocionó a todos en los tribunales de Necochea, provincia de Buenos Aires.

 

En aquella ocasión, una madre se acercó a abrazar y besar al joven que había matado a su hijo. En esta, en un contexto distinto, pero con la misma emoción a flor de piel, dos hijos escucharon y se conmovieron ante el relato del hombre que había atropellado a su madre, fruto de una imprudencia que le provocó la muerte. Cuatro años y nueve meses después. Recién ahora la justicia se disponía a resolver un drama que hasta el momento no había enfrentado al acusado con los familiares de la víctima.

 

Gonzalo M viajaba en su motocicleta el 4 de enero de 2015 cuando involuntariamente atropelló a Elvira, de 82 años. Llamó a la ambulancia y la acompañó hasta el hospital. Allí estuvo turnándose con sus padres durante 20 horas, hasta que se pudo dar con los familiares. Desde entonces, tiene pesadillas con respecto a aquel episodio que la justicia en más de 4 años no pudo dirimir. Cuando ya estaba en la sala listo para el inicio del juicio oral, el juez Mario Juliano encontró a Gonzalo estaba en llanto. Y pidió a los abogados que pueda encontrarse con los familiares de la víctima.

 

Los hijos de Elvira no conocían lo ocurrido hasta ahora. No sabían cuál había sido la actitud inicial de Gonzalo. Desconocían su grado de consternación con el hecho. Estos cuatro años solo querían justicia, y hasta que el juez Juliano al iniciar el juicio no vio la consternación del acusado y propuso que lo conozcan, nunca habían hablado con él ni conocían de primera mano lo ocurrido.

 

Al escuchar de su boca el relato que hasta el momento no conocían, sus hijos se conmovieron, y pidieron un juicio abreviado. Antes de hacerlo, Sergio, hijo de Elvira, se acercó a Gonzalo M, lo abrazó, y contuvo sus lágrimas en su hombro. Como explicaron después al portal Infoabae, la familia quería justicia, no venganza. El juicio se concretó por homicidio culposo agravado por conducción vehicular, con una pena de tres años de ejecución condicional, inhabilitación para conducir, y tareas comunitarias que deberá cumplir durante la pena.

 

Otro gesto llamativo durante el juicio fue el pedido de disculpas del juez a la familia y el acusado por el tiempo demorado en concretarse el juicio. Más de cuatro años demorando un encuentro, un diálogo, un abrazo, que todos necesitaban.

 

Una vez más, en Necochea hubo perdón, y también justicia.

 

Fuente : https://es.aleteia.org/

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