Hace 100 años se decidió la Presencia Marista en Chile (15.11.1910)
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Hoy, 15 de Noviembre de 2010, se cumplen 100 años desde el día en que se comunica desde, en ese entonces, la Casa Generalicia Marista de Grugliasco, Italia,
siendo Superior General el Hermano Stratonique, la decisión de enviar cuatro Hermanos Maristas a Chile, y más precisamente a Los Andes, desde donde se irradió la educación marista a nuestro país.
Las gestiones para traer una congregación religiosas de hermanos dedicados a la enseñanza, fueron emprendidas por el Padre Joseph Maubon, Visitador Asuncionista. En carta dirigida a monseñor González Eyzaguirre, arzobispo de Santiago, en fecha desconocida, que suponemos previa a los documentos que se citan a continuación, Maubon, hace la siguiente proposición al primado de la Arquidiócesis de Santiago:
“Me tomo la libertad de escribir a su Excelencia sobre el asunto del Colegio que usted proyecta en Los Andes. Si comprendí bien sus intenciones, lo que usted desea es un Colegio, para la clase media, destinado a hacer competencia al Liceo del Estado. Es con este fin que por una parte el Centro Cristiano ha reservado una suma de 8.000 pesos, y que por otra, han sido hechos dos legados, uno de una casa de alrededor de 7.000 pesos realizable ahora, y el otro de una casa en San Felipe estimado en 15.000 pesos, a realizar en un tiempo oportuno.
Bien penetrado de su pensamiento, he ido a Los Andes a estudiar en el lugar los medios prácticos para ejecutar sus proyectos en el plazo más breve posible.
He aquí el resultado de mi examen: El Colegio a fundar debe ser distinto y total y absolutamente independiente de la Escuela parroquial. Debe ser pagado, a fin dirigirse verdaderamente para la clase media y no para la clase baja, para la cual, la escuela parroquial basta para satisfacer las legítimas exigencias. Debe comenzar por los dos cursos inferiores con el fin de no abrir la puerta a los niños mayores que aportarían un espíritu ya formado o más bien además deformado. Debe presentar desde su apertura garantías de vigilancia, de enseñanza y de educación capaces de atraer y de tranquilizar a las familias.
Es indispensable que cumpla desde el primer día condiciones de organización materiales suficientes para no ser objeto de la crítica y del desprecio de la enseñanza cristiana, al mismo tiempo que de la aversión de las buenas familias. Apoyo esto sobre lo que he escuchado decir al Señor Cura, a nuestros Padres y a los Caballeros mejor posicionados de la ciudad, cuya experiencia corrobora el juicio humilde que tengo. En estos hombres serios y que conocen bien la mentalidad del lugar y las esperanzas de Los Andes y de la provincia afirman que iríamos seguramente a un fracaso si hacemos de este Colegio una sucursal de la Escuela parroquial, si recibimos a todos los niños que se presentarán, si tuviéramos profesores inadecuados, si los locales y el material clásico careciesen de calidad, si no exigimos una retribución escolar, en una palabra, si no tomamos posición desde el primer día como Colegio decente, distinguido y serio.
Llego pues a los medios y propongo a su Excelencia lo que sigue: Los Religiosos de la Asunción fundarán ellos mismos el Colegio que usted desea en Los Andes. Su intención es edificar un convento modesto y hacer Colegio en su convento actual, porque consideran que la pequeña casa en la cual primero se había pensado para comenzar el Colegio no puede de ninguna manera ser utilizada para este objeto. Los Religiosos de la Asunción podrán comenzar esta obra del Colegio sólo después de haberse entendido con los Hermanos Profesores a los que su Excelencia se propone llamar a la Arquidiócesis, no queriendo exponerse a las exigencias y azares de toda clase de maestros laicos, y no pueden tomar la responsabilidad de la educación de los niños en otras condiciones, y menos aún aceptar arreglos poco claros que engendran siempre dificultades.
Fundando este Colegio sobre las bases dichas más arriba, los Religiosos Asuncionistas contarán con la Providencia para los recursos necesarios pero reconocerán a su Excelencia los auxilios y limosnas que Ella misma se dignara procurar, por su administración diocesana o por el "Centro Cristiano".
Bendiga, Monseñor, este proyecto que rogamos a Dios permita concretar en el plazo más breve posible, y crea en nuestro deseo vivo de trabajar bajo su paternal autoridad para el bien de las almas confiadas a su solicitud pastoral.
Dígnese aceptar, venerado Señor, el homenaje de mi filial obediencia.
J. Maubon, Visitador”[1]
Las actas de sesiones del Consejo General de la congregación que se realizaban por esa época en Grugliasco, Turín, bajo la presidencia del Superior General Hermano Stratonique, especificaban escuetamente las resoluciones que se iban adoptando como resultado de las diversas gestiones que se hacían tanto desde Chile, a través del Padre Joseph Maubon, en representación del Arzobispo González Eyzaguirre, o desde la propia superioridad de los Asuncionistas, en Francia.
En el acta de 28 de Junio de 1910, se expresa: “Por intermedio del P. V Bailly[2], Superior de los Asuncionistas, Mgr. Arzobispo de Santiago de Chile pide una quincena de Hermanos para crear dos escuelas industriales y comerciales en tres o cuatro grandes capitales de provincia en Chile. En principio, el consejo se muestra favorable, pero ve difícil poder encontrar inmediatamente el personal necesario y por otra parte hay unos cuantos puntos no claros en las condiciones de la propuesta. Se ve conveniente que se pida más amplia explicación y cuando las condiciones sean aceptables se ofrecerán a Mgr. tres o cuatro Hermanos para una primera fundación y que se tratará después de preparar progresivamente el personal para las fundaciones ulteriores”.
Al día siguiente de esta sesión, el Hermano Stratonique, Superior General, se dirige por carta al Padre Joseph Maubon, expresándole:
“El Consejo General es favorable en principio, a esta fundación, pero desearía información más precisa sobre las condiciones y los programas, antes de tomar una decisión definitiva. No conociendo el país, nos es difícil saber si el pago ofrecido es suficiente. Para otras regiones sería más bien escaso. Además, no se dice nada de los gastos de instalación; muebles, ropa de los Hermanos, etc. ¿Los Fundadores los garantizarán o estarán a nuestro cargo?
Desearíamos saber también si las Escuelas mencionadas ya funcionan con profesores seglares o si se trata de abrirlos y desarrollarlos poco a poco; si serán gratuitas o pagadas.
En fin la palabra Formación profesional nos parece bastante vaga y no nos dice claramente lo que Mgr. desea. ¿Se propone establecer talleres en cada escuela, desde el principio, o tiene sobre todo en vista enseñanza más bien teórica. Y la enseñanza Comercial incluye distintas lenguas?
Si como lo espero, las explicaciones que se darán sobre estos distintos puntos nos muestran condiciones satisfactorias, podremos disponer en primer lugar de 3 ó 4 Hermanos para un Establecimiento; luego intentaremos conseguir sucesivamente al personal necesario para fundar las otras casas”[3].
El Padre Maubon, una vez hechas las consultas al Arzobispado de Santiago, le comunica al Superior General Marista, la disposición positiva tanto de la autoridad eclesiástica del país como de la propia, para la futura instalación delos Hermanos Maristas en Chile. La nota de Maubon, expresa:
“Recibí de nuestro Vice General el extracto de una carta que usted ha tenido la bondad de escribir sobre la fundación de diversas Escuelas en Chile, para lo cual he pedido nuestro pronunciamiento a S.E. Monseñor el Arzobispo de Santiago para hacer los trámites ante usted.
He aquí la respuesta a sus pedidos de explicación; espero le satisfaga y que con ella usted y su Consejo decidan enviar pronto sus primeros educadores a nuestro querido país – Sí, muy R. Hermano, vengan a Chile, aquí serán recibidos a brazos abiertos, aquí harán mucho bien, aquí conquistarán pronto simpatías eficaces y amistades seguras.
Si nuestra humilde ayuda le es útil, usted sabe bien que nos la puede pedir con toda confianza”[4].
Con el conocimiento de la disposición planteada desde Chile por el Padre Maubon, en octubre siguiente, en sesión del Consejo General de la Congregación de los Hermanitos de María, del 7 de octubre de 1910, teniendo en cuenta la necesidad de la reubicación de los Hermanos que, a consecuencias de la Revolución de la llamada Semana Trágica de Barcelona (26 de agosto al 2 de agosto de 1909), donde pereció asesinado el Hermano Lycarión, el 27 de julio –religioso Marista, suizo, que dirigía el Centro Obrero San José- en Poblenou un barrio de la ciudad condal. Posteriormente, en la mañana del 29, los restantes Hermanos y novicios del noviciado y casa provincial de San Andreu de Palomar consiguieron huir a pie -entre campos, bosques y serranías-, refugiándose en Manresa, a 65 km al noroeste de Barcelona, donde los Hermanos poseían una pequeña escuela. La noche del 29, el establecimiento de San Andreu de Palomar fue asaltado por las hordas descontroladas. Luego, en la mañana del 30, el noviciado y casa provincial de San Andreu de Palomar fueron saqueados e incendiados[5].
La resolución adoptada por el Consejo General con fecha 7 de octubre de 1910, dice lo siguiente:
“Se les ha dado autorización para que formen una o dos comunidades que, aunque en condiciones muy desfavorables de momento, estarían a disposición de dar el personal necesario a las fundaciones de Chile”.
Con posterioridad y, a medida que las gestiones iban avanzando, en la sesión de 21 octubre de 1910, el alto consejo Marista, acuerda:
“El Consejo acepta las condiciones propuestas por el capítulo de Santiago de Chile, para la fundación de un primer centro dirigido por nuestros Hermanos en esta diócesis”.[6]
Con este último acuerdo de ese Consejo General, el Hno. Michaëlis, Asistente General, contestó afirmativamente al P. Maubon respecto de la decisión definitiva y de gran significación histórica de enviar a los primeros religiosos Maristas a Chile. La carta está fechada en Grugliasco, en noviembre 15 de 1910. Esta nota constituye la base de partida del establecimiento de la Congregación de los Hermanos Maristas en Chile y, más precisamente, en Los Andes. Desde aquí, se irradiará el carisma Marista a través de gran parte de nuestro país. La nota expresa:
“Acepte usted primeramente mis excusas por haber tardado tan largo tiempo en responder su buena carta y mis vivos agradecimientos por el interés que testimonia a nuestra Congregación. La ausencia de M. Rev. Hermano, entonces en Canadá, y la necesidad de algunas otras informaciones han sido las causas de este retraso que tendrá a bien perdonar el Arzobispo.
Satisfecho con las explicaciones que usted tuvo a bien hacernos llegar y lleno de confianza en la benevolencia de su Excelencia Mons. el Arzobispo, como también del caritativo apoyo que usted ha tenido a bien ofrecernos, el Consejo del M. Rev. Hermano acepta las propuestas de la Curia Archiepiscopal y promete Hermanos para una primera fundación en la diócesis de Santiago a principios del nuevo curso escolar. Antes de esa época, es decir a mediados de Enero, yo mismo tendré, si Dios quiere, el placer de ir a saludarlo y de presentar mis respetos a Monseñor el Arzobispo, al pasar a Chile; lo que nos permitirá arreglar algunos detalles.
Nuestra intención es enviar 4 Hermanos hacia mediados de febrero, con el fin de que tengan algunos días para ubicarse antes del comienzo de las clases, que se nos dijo, comienzan en marzo.
Desde Argentina dónde yo me propongo pasar algunas semanas, me tomaré la libertad de
informarle de mi llegada en Santiago y de pedirle sus buenos servicios para orientarme de ahí en adelante.
Si usted juzga oportuno darme algunas instrucciones previas, le rogaría me las envíe a Luján, provincia de Buenos Aires, Colegio de N. Sra. De Luján”.[7]
Una vez enviada la carta anterior, al Padre Joseph Maubon, de fecha 15 de noviembre de 1910, el Hermano Michaëlis, dejó la Casa Madre de Grugliasco, junto a Torino, y emprendió viaje hacia Sud América, al día siguiente miércoles 16. Su periplo tenía por objeto visitar “nuestros establecimientos de la República Argentina, del Perú, de Colombia y de México, en calidad de Delegado del R. H. Superior General. Aprovechará la ocasión para estudiar en el lugar los medios prácticos para dar curso, si es posible, a varias solicitudes de fundaciones reiteradas a menudo y con insistencia, especialmente en Chile y el Perú”[8].
El 24 de Noviembre, el Hermano Michaëlis se embarcaba en Barcelona en compañía de un hermano joven y dos juniores. De acuerdo al itinerario del navío, debían llegar a Buenos Aires hacia el 13 o 14 de diciembre de 1910. En la Casa Generalicia de Grugliasco, las primeras noticias recibidas del viajero, indicaban su pasada por las Islas Canarias aunque sin especificar fecha[9].
[1] Carta no fechada, dirigida por el Padre J. Maubon a monseñor González Eyzaguirre, Arzobispo de Santiago. Archivo Provincial Asuncionista. Santiago de Chile.
[2] Puede tratarse del P. Enmanuel Bailly (1842-1917), Superior General de los Agustinos de la Asunción por esa época. Ocupó ese cargo entre 1903 y 1917. Era el superior jerárquico directo del Padre Joseph Maubon o, en su defecto, del Padre Vincent de Paul Bailly (1832-1912), asuncionista, quien ocupó el cargo de Asistente General de su congregación. Fue el más famoso periodista de su orden.
[3] Carta del Hno. Stratonique al Padre Maubon, fechada en Grugliasco, el 29 de junio de 1910. Archivo Provincial Asuncionista. Santiago de Chile.
[4] Carta del Padre Joseph Maubon, al Hno. Stratonique, Superior General Marista, fechada en Santiago, el 22 de agosto de 1910. Archivo Provincial Asuncionista. Santiago de Chile.
[5] Corredera, Hno. Ernesto. La semana trágica. y http://www.maristes.cat/
[6] Las resoluciones adoptadas en estas tres reuniones del Consejo General, me han sido proporcionadas por el Hno. Juan Moral, Director del Archivo de la Congregación, en la Casa Generalicia de Roma, Italia, quien tuvo la gentileza de transcribirlas desde los volúmenes originales que se conservan.
[7] Carta del Hno. Michaëlis, fechada en Grugliasco, el 15 de noviembre de 1910, dirigida al Padre Maubon. Archivo Provincial Asuncionista, Santiago de Chile.
[8] Echos et Nouvelles. Bulletin de l’Institut des Petits Frêres de Marie. Tome Second. Années 1911-1912. Troisième Année N° 13. Janvier 1911.
[9] Id. Ant.
Autor : René León Gallardo. Exalumno. Historiador e investigador de la Historia Marista de Chile y del Instituto Chacabuco.
ORACIÓN DEL CENTENARIO
Señor Jesús, por obra del Espíritu Santo, nos concedes la gracia de celebrar los 100 años de vida Marista en Chile.
Acepta los esfuerzos y frutos de nuestras comunidades, colegios y obras, como una ofrenda agradable al Padre.
Te damos gracias por los signos de tu bondad entre nosotros. Enséñanos a mirar la historia con corazón agradecido y soñar el futuro de una nueva tierra, caminando con María, nuestra Buena Madre.
Danos un corazón fecundo y generoso para trabajar entre los niños y jóvenes, seguir evangelizando desde la educación, y tener una presencia más significativa entre los pobres.
Que testimoniemos la fraternidad en nuestras relaciones de comunión entre Hermanos, laicos y laicas según el modelo de Champagnat, buscando juntos una mayor vitalidad del carisma marista en el mundo de hoy.
Amén.