Hace 100 años se habrían iniciado las clases en nuestro querido Colegio (13.03.1911)

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Este domingo 13 de Marzo de 2011, se cumpirían 100 años del inicio de las clases en nuestro Colegio, de acuerdo a lo anunciado por la prensa de la época.

Lo más probable es que, según la tradición, ellas hayan comenzado el día 15 de Marzo de 1911. Continuando con su relato, nuestro historiador, exalumno René León Gallardo, en su obra en desarrollo “Historia del Instituto Chacabuco”, nos traslada a esos días relatando las primeras actividades que se realizaron.

"La prensa conservadora de Los Andes, La Restauración, dirigida por don Egidio Poblete Escudero, informaba a la población, en su edición del domingo 26 de febrero de 1911, lo siguiente:


“Ya está abierta la matrícula de este Liceo. Se recomienda a los padres de familias, acudan pronto a inscribir a sus hijos. Por el momento este nuevo establecimiento de instrucción cuenta con cuatro distinguidos sacerdotes educacionistas”. ( La Restauración, Los Andes. Año XX. Pág. 5. Domingo 5 de marzo de 1911.)


En su edición del día domingo 5 marzo, el mismo periódico, informaba:


“LICEO CATÓLICO: El lunes 13 del presente, principiarán las clases en el Liceo Chacabuco que, como ya hemos dado cuenta, será un establecimiento digno de la protección de los andinos.
El Cuerpo de Profesores, lo componen por ahora cuatro distinguidos sacerdotes recién llegados de Europa i con un caudal de conocimientos.
La educación que se dará en este nuevo plantel será eminentemente cristiana, i la instrucción será sólida i práctica.
El pago será de 5 pesos mensuales i anticipados”.

Los primeros 134 alumnos fundadores del Instituto fueron:


Guillermo Aguilera, Luis Alvarez, Jorge Barrera, Anselmo Cataldo, Carlos Cataldo, Carlos Contreras, Juan Cacciuttolo Gallardo, Manuel Cacciuttolo Gallardo, Manolín Cacciuttolo V., Serapio Zelaya, Humberto Cabrera, Juan Cabrera, Amadeo Crocco, Jorge Crocco, Enrique Campos, Oscar Celedón, Rodolfo Espinoza, Víctor Espinoza, Manuel Eberlein C., Luis Ferretto Moltedo, M. Olavarría, C. Formas, Tomás Bermúdez, Gabriel Celedón, Amadeo Valenzuela, R. E. Montenegro, Víctor Herrera, H. Muñoz, Julio Fernández, Juan González, Eduardo Escalera, Alfredo Fuentes, Atilio Fernández, Rafael Bari, Julio Gordon Subiabre, Rafael Guerrero, Domingo González, Osvaldo González, Roberto Hernández, Pedro Martini, Oscar Montenegro, Ramón Miniño, José Moreau Lazcano, ( Fue el último exalumno sobreviviente de 1911. Falleció en Santiago, el 26 de junio de 2002, a los 98 años de edad ) , Amador Canabe, Rafael Ossa, Carlos Ossa, Manuel Ponce, Pedro Ponce, Luis Porrasé, Héctor Rocca, Rosauro Reyes, Raúl Robles, Nicolás Ramírez, Jobino Villarroel, Eulogio Villarroel, Francisco Palazo, Víctor Núñez, Luis Montenegro, Eulogio Perey, Urbano Robles, Vicente Mesina, Baltasar Lobos, Víctor Abadie, Neftalí Araya, Alberto Alonso, Eduardo Bezamat Bezamat, Julio Cacciuttolo Gallardo, Rodolfo Cielock, Juan Francisco Cortés, Carlos Font, Arturo Farfán, Salustio García, Estanislao González, Ángel Gordon Subiabre, Saturnino Gordon Subiabre, José Guaita, Guerin Guidetti, Fermín Herrera, Luis Johnson, Bernardo Laplume, Luis Lara, Luis Machuca, Luis Millas, Juan Martini, Aníbal Mazuela, Juan Moreau, Luis Moreno, Eliecer Moyano, Oscar Moyano, David Muñoz, Eliodoro Muñoz, Bernardo Ossa Puelma, Arturo Ossa Puelma, José Soto, José Tapia, Manuel Herrera, Enrique Uribe, José García, Teodoro Zenteno, Oscar Oliva, Segundo Cortés, Ernesto Zamora, Ernesto Lobos, Mario Nolli, Antonio del Canto, Javier Díaz, Roberto Alvarez, Luis M. Canabes, Marcelo Canabes de la Cruz, Jorge Carrasco, Rafael Cacciuttolo Gallardo, Edmundo Cerda, Ricardo Cerda, Luis Farfán, Jorge Fernández, José Gallardo, Edmundo Jhonson, Julio Olguín, Ramón Olavarría, Roberto Paillás, José A. Pino Mallea, Arturo Polanco, Raúl Pizarro, Tobías Ramírez, Rumildo Rocca, Eudosio Rodríguez, Julio Rodríguez, Patricio Ponce, José Torrejón, Luis Villarroel, Javier Verdugo, Ricardo Mora, Fernando Cerda y Patricio Solón. ( Primer Libro de Matrículas del Instituto Chacabuco, 1911 ).

Es tradición transmitida oralmente que dado el estrecho contacto por su relación contractual que tuvo desde el comienzo el Sr. Cacciuttolo Genta con el Hno. Adventinus, a raíz de las modificaciones que había que hacer al recinto del nuevo colegio, el primer alumno inscrito y matriculado fue don Rafael Cacciuttolo Gallardo, hijo de don Rafael Cacciuttolo Genta, ciudadano francés, oriundo de Argelia, de familia italiana procedente de la pequeña y hermosa isla de Procida, en la bahía de Nápoles. Este último, había llegado a nuestra ciudad hacia fines del siglo XIX y sus servicios fueron requeridos para efectuar los trabajos de readecuación y remodelación del antiguo edificio al que habían llegado los Maristas, según el proyecto del arquitecto Guzmán. Así nació una amistad con el Hermano Andrés Adventinus y los demás religiosos, tal vez por cuestiones de igual lenguaje francés o vecindad, ya que Cacciuttolo vivía al frente de la actual Iglesia de la Asunción, en calle Maipú. De esta relación, nació un vínculo de lealtad y colaboración muy fuerte hacia el colegio, que se ha transmitido de generación en generación, entre esa familia, los Maristas y el Instituto. Los hermanos Cacciuttolo Gallardo y sus descendientes han estado siempre ligados al establecimiento ya en calidad de alumnos o cooperando a su progreso.


Los primeros días fueron de trabajo sin cuento. Matrículas, organización de las clases, adecuación de las tres primeras salas, su mobiliario que suponemos muy precario, aprovechando lo poco que había quedado de la antigua Escuela Parroquial y el aseo general del recinto.

Dos meses después de iniciadas las clases en la pequeña y lejana ciudad andina, en la carta circular del Hermano Stratonique, Superior General, dirigida a toda la Congregación en el mundo, fechada el 18 de mayo de 1911, en Grugliasco, al referirse a las nuevas fundaciones, dice así:

“En Santa Rosa de los Andes, hemos sido llamados por Monseñor el Arzobispo de Santiago, capital de Chile. Los Hermanos han llegado allí a mitad de marzo (SIC), después de un feliz viaje, y han encontrado la amistad de los RR. Padres Asuncionistas, al cuidado de los cuales está confiada la parroquia (SIC), la más paternal acogida. La escuela que allí han abierto, parece responder plenamente a los anhelos de la población católica, de la que esperamos no tardará en ganar la confianza”

Además de las tareas educativas habituales que los primeros Maristas emprendieron, como establecimiento de Iglesia, estuvo la de preparar a los niños para que recibieran la Primera Comunión. Durante largos años, esta tarea era una obligación que era acometida por el director del establecimiento que se abocaba a preparar a los niños para el acto eucarístico. La prensa de la época tiene elogiosos comentarios sobre la tenaz labor de los religiosos que, en muy breve tiempo, ya tenían al establecimiento funcionando en muy buen pie.

La prensa, también, distinguía a los Agustinos de la Asunción por su celo en conseguir la moralidad e infundir la virtud en el pueblo. Al decir de La Restauración, muchos padres de familia se habían acercado a esa imprenta para hacer públicos sus agradecimientos a las dos comunidades que trabajaban con tanto empuje por la educación de sus hijos. ....... A nadie dejó defraudado el actuar y competencia de los religiosos en estas materias lo que ya, desde antes de su arribo a la ciudad, se había manifestado en forma de elogiosos comentarios sobre la fama de que venían precedidos. Sólo en el espacio de cuatro meses, los religiosos tenían ya muy bien establecido el Instituto y que era el primero que establecían en Chile.


Así se fueron sucediendo los primeros albores de la gran aventura de evangelizar nuevas tierras para dar a conocer a los niños y jóvenes de Chile cuánto les ama Dios, como era el gran deseo de nuestro santo Fundador.  Agradezcamos al Señor este hermoso regalo de la llegada de los  Hermanitos de María a esta tierra bendita hace ya 100 años, y participemos con alegría de estas fechas tan significativas.